Después de más de 8 meses aquí (casi
un embarazo), viendo niños por todas partes y a la mayoría de
mujeres con niños a la espalda, en el vientre o caminando pequeñitos
a su lado... después de esta presión de responder a la preguntas
“¿29 años? -Si ¿Y no tienes hijos? -No. ¿Y cómo es eso? -ummm...”
Los Vezo no conciben una vida sin
niños: ni ellas ni ellos. Es como una vida vacía. Hace poco,
hablando con los animadores de los campamentos en los que trabajo, me
dijeron que era imposible comenzar una relación con un hombre vezo y
no querer tener hijos. Simplemente, eso no entra en su cabeza. “Lo
más bonito de esta vida, es ver crecer a los hijos”. Claro, que
añado yo, que los padres, muchas veces no los ven crecer, porque
abandonan a la madre cuando este aún es un bebe por irse con otra más joven.
Me encuentro sumergida en un campamento
sobre mujeres, que estaba diseñado para madres y niños pero las
madres de los niños en lugar de venir, dado que tenían que cuidar
del hogar y encargarse de los otros niños, han mandado
representantes: sus hermanas, primas, sobrinas... No importa. Se a
ciencia cierta que las que han venido, tengan hijos o no, ya se han
encargado de unos cuantos bebés: sus hermanos, primos, sobrinos...
Y es que aquí la vida familiar se
concibe mucho más comunitaria: si tú no puedes dar de comer a tu
hijo, ya lo criará alguien de tu familia que pueda. La pobreza une,
y en este país, une a las familias. Esta situación favorece el
embarazo precoz de la chicas que, con 17 años, ya tienen su hijo a la
espalda. Pero como decía una académica de aquí en una charla sobre
mujeres a la que asistí hace poco: “el embarazo precoz en el
pueblo Vezo, simplemente no existe. Si la muchacha está de merecer,
todo embarazo es bien recibido, nunca es precoz”.
Claro, esto tiene una doble lectura:
adolescente embarazada, futuro marcado: a criar de tu hijo, tener
más, limpiar la casa y hacer la comida. No existe otra salida. Ayer
después de una charla sobre mujeres a 15 mujeres y alrededor de 30
adolescentes, a la pregunta de si la ley malgache(claramente
favorecedora a los hombres en cuestión de matrimonio y divorcio,
violencia de género y derechos de sucesión) era igualitaria, mejor
para las mujeres o mejor para los hombres, hubo una división casi
equilibrada hacia las tres posiciones. Las que defendían que era
mejor para las mujeres, dijeron cosas como que lo único que tenían
que hacer en esta vida era parir y hacer crecer a los niños. ¡Cómo
si eso fuera trabajo fácil y no hubiese nada más en el mundo!-me
digo yo. Para mí la respuesta es razonable, dado que en el lugar
donde viven, otra salida, verdaderamente, no existe. El hombre a
pescar y traer dinerito, la mujer a cocinar y a hacer salir de su
vientre cuantos hijos pueda. El otro día me encontré con una mujer
con 17 churumbeles... ni más, ni menos.
En fin, y vuelvo a mí, mujer de 29
formada en Andafy (Europa), soltera, sin compromiso y sin dinero, y con un
feminsmo que sin duda aumenta cada día, porque cuando más veo, más
conozco, más leo y más viajo, observo la opresión (cuando no es
violencia explícita) que sufren la mayoría de las mujeres en este
mundo por parte del otro sexo: el hombre. Ese al que tanto aprecio y
que sin su existencia no sería posible la vida de la especie. (no se
me ofendan mis amigos hombres y mis amigos y amigas, gays, transexuales, bisexuales u otro
tipo de realidad, pero el tema que me ocupa habla hoy de la mujer).
Y pienso en la maternidad y en que
desde que puse el pie en este país se despertó el instinto natural
que nos lleva a muchas mujeres a querer vivir la experiencia de
quedar embarazadas y criar hijos, aunque tenga que sacrificar mucho
de mis sueños y mi carrera por ellos. Y pienso en mi situación
sentimental y económica, y razonablemente pienso que no puede ser.
¿Pero cómo es posible que una adolescente Vezo sí pueda y yo no?
Diferentes visiones, diferente realidad. Un niño europeo no podría
sobrevivir en estas condiciones. De hecho, muchos niños malgaches no
sobreviven. Y una mujer española, en mis condiciones, no puede tener
hijos con la facilidad que lo hacen las mujeres Vezo. De hecho, según
ellas, ya ando vieja para tener el primero sin problemas. Aunque no
desespero. Ayer también, me encontré a otra mujer de 50 años
embarazada aunque era su tercero. Tenía buen aspecto.
Pues lo dicho, que quiero ser madre,
pero no como las madres Vezo, ni como las madres españolas. Me
quedo con la cría colectiva de aquí, y las libertades para seguir
con tu vida profesional de allí. ¿Será posible? En los tiempos que
corren no, al menos, no sin antes ponerle mucho esfuerzo de mi parte y apoyo por parte
de los que tengo alrededor.
Dedicado a mi abuela, de la que
siempre me acuerdo en este mes de marzo, madre de 9 hijos, aunque
perdió dos, y crió a los otros 7 y a sus 20 nietos con un esfuerzo
y dedicación admirable. Nunca dejaré de echarte de menos....
También se lo dedico a todas esas
mujeres a las que admiro con locura, por esa forma “de saber crear
hogar” que yo no se si aprenderé algún día: como mi madre, mis
tías, mi hermana, Maribel, (mi mami de Badajoz) y la María “la
andaluza”, esa abuela adoptiva que nunca pierde el humor. Y tantas
otras más...