“Antes de cambiar el mundo, da
tres vueltas por tu casa”
Proverbio chino
Pues
eso, que como muchos sabéis, me vuelvo a casa. En parte, porque
tengo una herida que no cura desde hace más de un mes; en parte,
porque tengo unas ganas locas de ver a mis sobrinos, esos de los que
he hablado a todo el que ha pasado por Mangily en los últimos
tiempos. (No solo de arroz vivo...)
Esta
experiencia me ha dado la oportunidad de asentar ideas, de conocerme
un poco más. De saber que no quiero patrones y que lo que me gusta
es trabajar en equipo, con respeto y alegría. Es por eso que siento
que hoy mi camino está en la calle o en el campo, intentando
labrarme un futuro digno para mí y los que vengan detrás, como mis
sobrinos.
La
situación de muchos de los que quiero en España no es muy buena y
aunque es inmoral compararla con la situación de mucha de la gente
que he conocido en Madagascar, siento que allí soy más útil.
Me
llevo de este hermoso país pegado a la retina, los bichos y las
plantas de todos los colores y tamaños, los amaneceres en el bosque
y los atardeceres en la playa de Mangily, y la alegría, el baile...
el espíritu de vivir y sobrevivir a pesar de todo, de tirar
pa'lante, que poseen los malgaches, que se ríen hasta de sí mismos,
aunque tengan la barriga vacía.
Me
llevo un poquito de eso para el norte para enseñarle a mis conocidos
que con menos también se puede vivir, es más, se debe vivir, para
que otros puedan al menos, llegar al mínimo. Tener poquito, ayuda a
no olvidarse de la dependencia que tenemos unos de otros, y a su vez
que tenemos con esta nuestra casa, la Tierra.
Y
me voy con la idea de decrecer en dinero y en cosas allá arriba (ya
de entrada son pocas las que poseo), para crecer en vida, en
espíritu, en dignidad y en amor... “Despacito y con buena letra”,
como decía mi abuelo, y añado yo: “pequeñito y con amor”. No
se necesitan grandes cosas para ser feliz y ser digno. Y predicar con
el ejemplo siempre fue la mejor estrategia para educar. Aquellos que
hoy nos oprimen para enriquecerse, se darán con un canto en los
dientes cuando vean que no les necesitamos para construir nuestro
propio futuro.
Mucha
ánimo a los que se quedan en el barco de Agua de Coco y Bel Avenir,
mucha fuerza y energía para los que no tienen la posibilidad real de
elegir.
“Si quieres cambio
verdadero, camina distinto”
Calle 13