sábado, 24 de mayo de 2014

Jornada de Reflexión

Pues me da por reflexionar y veo como el país se vuelve loco por un partido de fútbol que, (¡oh, casualidad!) lo plantan el día de reflexión de las elecciones europeas. Que estoy segura yo que con la gran droga que es el fútbol, toda España estaba más pendiente hoy de adivinar quién ganaba el partido que de reflexionar qué va a votar o si va a votar en las elecciones. Y es que a todos los efectos, el resultado de un partido de fútbol es mucho más importante en este país que el resultado de cualquier elección democrática. Obvio: que hoy gane uno u otro equipo influye más en mi vida que las decisiones de los políticos que mañana saldrán elegidos. Si es que a veces hasta me dan ganas de darle la razón a esos que dicen que “tenemos lo que nos merecemos”. Pero no nos olvidemos que esta locura por el fútbol, también les conviene a ellos, los poderosos, bombardeándonos a diario con este deporte, para hacernos olvidar todo por lo que deberíamos de luchar...

Puestos a mirar el lado positivo, espero que el borreguismo PPSOE de este país sea todito del Real Madrid (¡como Dios manda!) y mañana tengan una resaca monumental que no les deje moverse de la cama e ir a votar.

Y es que si mañana hay sorpresa, y tenemos un nivel de abstención que clame al cielo, o algún partido pequeñito ganase las elecciones (a veces me da por soñar utopías), mañana mismo me afilio al Madrid. O al Atleti, qué más me da. El caso es que irónicamente, el espectáculo al que le atribuyo gran parte de las desgracias mundiales por ser creador de masas borregas y adormecidas, me habría devuelto la fe en la sociedad, y la minoría activa, tendría por fin voz y voto para iniciar el camino a una nueva sociedad.

Una en la que la cooperación estuviese por encima de la competición. En la que tener no fuera sinónimo de ser y en la que la dignidad, la justicia y el amor fueran la razones de peso que dirigieran nuestras acciones, y no el dinero, como es hoy día. En la que aprehendieramos a vivir con menos cosas materiales y más libres y responsables de nuestros actos y decisiones. En la que no tuviera que elegir un representante, porque ya me valgo yo solita para explicar qué es lo que quiero. Una, en la que fuéramos conscientes de la importancia del proceso independientemente del resultado al que lleguemos. En que camináramos más lentos y en la que se volviera a los pueblos, porque solo cerca de la naturaleza puedes recordarte cada día que eres parte de ella y que es necesaria para tu vida.


Ese mundo utópico no creo que yo lo viva, pero de alguna manera, quiero pensar que de a poquito, nos vamos acercando. La gran masa mundial está lejos de eso, por supuesto. Esa está pendiente del fútbol, perfectamente orquestado por el poder para tenerlos contentos. Que si el mundial, la champions, la liga, la eurocopa, la gira de Barça de verano...¡Entretenimiento sin fin, Manolo! No sea que algún día te de por pensar que mientras Cristiano Ronaldo mete goles y gana millones, tu nevera cada vez está más vacía, tu trabajo se hace cada vez más esclavo y el derecho a ser un poco libre y feliz, va poco a poco desapareciendo. Pero no te preocupes: siempre tendrás el fútbol. Lástima que los balones no se puedan comer.