domingo, 21 de junio de 2015

Pa'ti, Morena


A ella la vida ya le regaló dosis de realidad como para alcanzar la madurez, pero se resiste a hacerlo. Lo que algunos llaman madurez y otros realismo, es aburrido y triste, y no estamos por la labor de aceptarlo sin más.

De muy joven perdió a su padre, acumula alguna que otra relación fallida y sabe que más de una vez tuvo que tomar la decisión entre comer ese mes o ir a trabajar en bus. Pero casi siempre ha sabido ponerle el chiste a la vida y levantarse del suelo, una y otra vez, con la cabeza bien alta, más sonriente, más loca y si me permite, con más ganas de comerse el mundo.

Para mí ella es la más cuerda de las locas de mis amigas, aunque sus historias nos hablen constantemente de actos locura, idiotez y valentía por partes iguales.

Sabe que quien no arriesga no gana, y por eso se la juega tantas veces como puede y aunque en muchas salga perdiendo, el balance siempre es positivo: o ha aprendido un poco más de lo jodida, difícil y a veces injusta que es la vida y se levanta más fuerte, o ha vivido una experiencia inolvidable merecedora de, al menos, un relato en su blog.

Compartimos algunas cosas, como la casi-familia, o esta afición de escribir sobre lo vivido. También alguna noche loca y algún que otro amor fallido. La distancia geográfica en la que constantemente nos hayamos no ha sido suficiente para romper eso tan lindo que tenemos, que es reconocernos la una en la otra. Nos comprendemos y no solemos juzgarnos, al contrario, nos apoyamos aunque el proyecto o la idea sea muy ilusa y alocada, o aunque lo hayas hecho tan mal, que ni tu misma seas capaz de perdonarte.
Y soñamos siempre con hacer mil cosas juntas; mil cosas que harán que nos comamos el mundo a bocados, porque tenemos la certeza que ambas hemos nacido para ganar en esta vida y que la vida puede ser más divertida y hermosa si se pensara un poco menos en sobrevivir y un poco más en vivir tus sueños.

Engordamos y adelgazamos según nuestro estado de ánimo, y la guapura subida con la que salimos cualquier día a la calle no la marca ni el fin de semana, ni la báscula, ni la operación bikini, sino nuestras hormonas y las ganas de demostrar a la vida lo que valemos, aunque el día anterior haya sido una mierda.

Por todo esto que compartimos, porque me siento eternamente agradecida de haberte encontrado hace un año en Baños, tan desorientada y a la vez tan centrada como lo estaba yo.
Por haberle dado fuerza, apoyo y ánimo a mi proyecto de vida mientras gran parte de mi alrededor empujaba para atrás. Por haberle quitado importancia a las cosas y por saber arriesgar y reir siempre, aunque haya que reírse de fracasos.


Por todo esto te dedico ésta entrada de blog, hoy el día de mi aniversario de boda. Gracias por haberme dado el pequeño empujoncito que necesitaba para ir hacia lo desconocido. Sin tu empujón para estar segura de lo que hacía y finalmente con apoyo y la ayuda de las locas de nuestras amigas y la de mi familia, no habría podido vivir junto a Mario este año tan maravillosamente complejo y lindo.