martes, 25 de marzo de 2014

Au revoir, Madagascar



Antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa”
Proverbio chino

Pues eso, que como muchos sabéis, me vuelvo a casa. En parte, porque tengo una herida que no cura desde hace más de un mes; en parte, porque tengo unas ganas locas de ver a mis sobrinos, esos de los que he hablado a todo el que ha pasado por Mangily en los últimos tiempos. (No solo de arroz vivo...)

Esta experiencia me ha dado la oportunidad de asentar ideas, de conocerme un poco más. De saber que no quiero patrones y que lo que me gusta es trabajar en equipo, con respeto y alegría. Es por eso que siento que hoy mi camino está en la calle o en el campo, intentando labrarme un futuro digno para mí y los que vengan detrás, como mis sobrinos.

La situación de muchos de los que quiero en España no es muy buena y aunque es inmoral compararla con la situación de mucha de la gente que he conocido en Madagascar, siento que allí soy más útil.

Me llevo de este hermoso país pegado a la retina, los bichos y las plantas de todos los colores y tamaños, los amaneceres en el bosque y los atardeceres en la playa de Mangily, y la alegría, el baile... el espíritu de vivir y sobrevivir a pesar de todo, de tirar pa'lante, que poseen los malgaches, que se ríen hasta de sí mismos, aunque tengan la barriga vacía.

Me llevo un poquito de eso para el norte para enseñarle a mis conocidos que con menos también se puede vivir, es más, se debe vivir, para que otros puedan al menos, llegar al mínimo. Tener poquito, ayuda a no olvidarse de la dependencia que tenemos unos de otros, y a su vez que tenemos con esta nuestra casa, la Tierra.

Y me voy con la idea de decrecer en dinero y en cosas allá arriba (ya de entrada son pocas las que poseo), para crecer en vida, en espíritu, en dignidad y en amor... “Despacito y con buena letra”, como decía mi abuelo, y añado yo: “pequeñito y con amor”. No se necesitan grandes cosas para ser feliz y ser digno. Y predicar con el ejemplo siempre fue la mejor estrategia para educar. Aquellos que hoy nos oprimen para enriquecerse, se darán con un canto en los dientes cuando vean que no les necesitamos para construir nuestro propio futuro.

Mucha ánimo a los que se quedan en el barco de Agua de Coco y Bel Avenir, mucha fuerza y energía para los que no tienen la posibilidad real de elegir.


Si quieres cambio verdadero, camina distinto” 
Calle 13