Principio de 2016 y me levanto con la
ilusión de hacer balance de 2015 y enviar mis mejores deseos para el
nuevo año que entra.
El 2015 para mí se resume en un gran
trabajo interior, gracias al cual estoy empezando a valorar lo
esencial de la vida y a priorizar deseos y necesidades, dándome
cuenta cada vez más de lo lejos que estoy de sentirme cómoda dentro
de la Norma Social Establecida.
El 2015 me ha dado un trabajo de muchos
meses en un mundo que aunque cercano, se me antoja molesto y
rechazable, porque de alguna manera representa esos valores de
consumismo y frivolidad que la sociedad occidental ha impuesto como
síntoma de poder y éxito.
Probablemente nunca hasta este 2015 he
trabajado tan cerca de poderes económicos y nunca me he sentido tan
exclava del dinero. Irónicamente, también ha sido un trabajo que me
ha dado alegría y divertimento, pero el no dedicar mi tiempo a los
excluidos, a los olvidados, a contribuir al fin y al cabo a crear un
mundo con más corazón, me entristecía a menudo, pensando que
perdía mi tiempo en algo que no merecía tanto la pena.
Mi semi-estabilidad económica ha
dejado que me permita soñar... y así Mario y yo nos aventuramos a
la paternidad y el 2016 nos traerá a nuestra hija Celia. Seguro este
es el reto más díficil e ilusionante al que me he enfrentado, y me
aproximo a él con miedo y coraje a partes iguales, teniendo la
certeza de que nada puede salir mal, porque el amor, la compasión y
la felicidad que inunda mi ser estando embarazada, debe ser solo la
antesala de lo que me espera cuando mi hija llegue al mundo...“Dar
a luz”, “estar en estado de buena esperanza”... ¡qué bonitas
palabras para expresar esto que se siente!
Y aquí estoy, con una barrigota de más
de 7 meses, viviendo sensaciones que ni el mejor de los viajes que he
hecho hasta ahora me ha dado, sin saber muy bien cómo poner palabras
a esto que me invade, y con una sonrisa que se me dispara cada vez
que Celia se mueve en mi interior. El parto asusta, claro; pero
después de un gran dolor de seguro viene una gran felicidad, y me
siento preparada para afrontar con valentia de mujer las dos cosas.
En otro orden de cosas el 2016 también
me pone delante de las narices dos retos inaplazables: trabajar por
un mundo mejor desde mi tierra, gracias al proyecto Zaleando Barreras
que con tanta ilusión hemos planificado y que por fín va a
materializarse, y finalizar mi investigación personal, esa reflexión
desde abajo y lo pequeño que rumia mi cabeza y mi biblioteca desde
hace más de 4 años y al que debo dar forma antes de que acabe el
año.
Esto es todo lo que pido a este año
que comienza: una nueva vida, mucho trabajo ilusionante que hacer, y
fortaleza y salud para afrontrar estos grandes retos. De amor voy
sobrada, gracias a mi incomparable familia, mi pareja y mis amig@s. Y
el dinero... bueno, el dinero es necesario, pero nunca fue lo
importante.
Después de un 2015 cuanto menos
turbulento e inestable, os deseo un 2016 lleno de luz en la
oscuridad, de decisión en la incertidumbre, de alegría en mitad de
la penuria y de esperanza y compasión frente al sistema del miedo y
del odio. Como dijo E.Galeano, fallecido en 2015, “Mucha gente
pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede
cambiar el mundo”. ¡¡¡Mucho ánimo con vuestras pequeñas
cosas!!!
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