domingo, 17 de enero de 2016

Yo, que no soy sexo débil

Y tu llegada se acerca y me viene a la memoria esa linda canción de Fede Comin y Elena Bugedo, “Mira como tiemblo”. Me repito a mí misma que yo puedo, y hay días que me siento tan grande que podría comerme el mundo: tan en el centro, tan en mí misma, tan consciente.... y de repente, en un ratito, sobretodo cuando me voy a dormir, me invade la incertidumbre, el miedo a no poder o a no saber el qué vendrá, y la certeza de saber que ese futuro próximo depende más de Dios o del destino, que de mí.

Pero me calmo, y me digo que ese destino me sonríe y me ha sonreído hasta ahora. Y como dice mi Estrella, “yo he venido a este mundo a ser Muy Feliz”. Cualquier cosa por debajo, no es para mí. Y lo que me viene encima tiene tintes de ser una gran luz blanca en el camino de mi vida.

¡Y de débil nada, señora! Que soy de esa mitad de la población humana que es capaz de dar vida sintiendo mucho dolor, que es capaz de amar con toda su alma algo desconocido; a la que se le atribuyen cualidades como la paciencia, el cuidado a los demás y la sensibilidad. De esa mitad de la población humana que ha sido silenciada durante siglos a base de golpes y humillaciones...

Pero se acabó el momento de la guerra y empieza el momento de la comprensión, del todo, del uno, de lo holístico. El trabajo productivo no existe sin el trabajo de cuidados; la vida pública, es inviable sin la vida doméstica; el individuo depende de la sociedad, y ésta de la naturaleza... Nos necesitamos, y nuestro futuro depende de entender o no entender esto.

Por eso, las líneas que separan la ecología de la economía, lo productivo de lo doméstico, el hombre de la mujer, la vida pública de la vida privada, la fortaleza de la sensibilidad...deben y tienen que diluirse, es necesario para el nuevo tiempo llega. Y no podemos poner el grito en el cielo cada vez que alguien llora en público, o que lleva a su bebé al trabajo, decidiendo compatibilizar su carrera profesional con la maternidad.


No se trata de ser supermamis, ni de aparentar, se trata de diluir fronteras...se trata de elegir lo mejor para tí, para tu familia y para la sociedad, haciendo visible algo que hasta ahora y cada vez más, era parte de tu vida privada. Y personalmente, prefiero una sociedad humanizada y natural, donde la crianza toma un papel importante (al fin y al cabo, es el futuro), que una sociedad consumista, donde las nuevas generaciones existen solo como objetos consumidores y futuros productores, echándolos por completo de cualquier otro ámbito social y público.  

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