lunes, 9 de diciembre de 2013

Cuanto más inteligente pareces, más tonta te sientes

Escrito por elmundoylakarmela 25-10-2011 en GeneralComentarios (3)
Cuanto más inteligente pareces, más tonta te sientes...
Vuelta al paro, vuelta al estrés. Vuelta a enviar más de treinta currículums diarios, diferentes, por supuesto, que van desde el más completo en formación academico-profesional, hasta el más pobre para solicitar un plaza mal pagada de niñera en país extranjero. Vuelta a pensar en dónde falla esa maldita ficha que te define y a buscarle solución. Así que a retomar el doctorado, a hacer otro Máster del Universo y a aprender inglés. Mientras, vete pensando cómo comer los siguientes meses porque ya está bien, porque tienes 27 años y está feo seguir viviendo de unos padres que se han dejado media vida y parte de su sueldo en rellenar ese papel llamado CV que no te está sirviendo más que para colapsar la lista de correos enviados de tu cuenta.
Y la gente me dice: ¡es que no paras quieta en ningún lado! Que me lo expliquen, por favor. ¡Qué me expliquen dónde paro quieta! Si vivo de prestado allá donde voy. Un coche prestado, una casa prestada, un trabajo que me prestan por unos meses... ¡hasta estoy apunto de vivir con ropa de invierno prestada!
Vivo de prestado, cierto es, un poco porque quiero y un muchísimo porque me obligan. El porque quiero viene dado por el anti-conformismo: no me conformo a vivir una vida insulsa y triste, sin emoción, en un trabajo que no me guste, sufriendo que me sobre mes al final del sueldo. Esta es la vida que desgraciadamente vive gran parte de mi generación en este tiempo. Y el porque me obligan, salta a la vista. Me siento en la obligación de no quedarme sentada a ver si me llueve el trabajo, porque como no tengo padrino bueno, ese no va a llover. Y en días cómo el de hoy, dónde casi me tima una irlandesa aprovechada y dónde por enésima vez he sido rechazada en dos de las múltiples becas a las que opto, sin justificación alguna y cumpliendo con creces todos los requisitos, una no puede evitar sentirse tonta o tontísima.

Y no digo yo que solo el “enchufao” trabaja o que yo tenga el mejor currículum de todos. Por supuesto que no. Yo digo que no se me ocurre qué más tengo que hacer para obtener un trabajo medianamente digno (ni siquiera estoy diciendo totalmente digno). En los últimos dos años he tenido, por cuestiones profesionales, cuatro residencias distintas. He trabajado gratis más de un año para obtener experiencia profesional contando prácticas de carrera, máster y voluntariados internacionales (obviando, por supuesto, el tiempo que he dedicado y dedico al escultismo). Me he autoempleado, poniendo un bar, que cómo todo el mundo sabía, no era lo mío, pero “de algo había que ir tirando”. Entretanto me he formado presencial y virtualmente en múltiples cosas, todas ellas encaminadas en educación, medio ambiente y cooperación, que no sólo son los temas que más me gustan, sino que también sé que son los que se me dan bien. Y todo ¿para qué? Para sentirme tonta. Para optar a trabajos muy por debajo de mi currículum. Para casi suplicar trabajar gratis, mientras me guste o me den formación.
Ayer escuché a Escohotado, en el programa de La 2 Pienso, luego existo, decir: “mis amigos son invariablemente personas que sólo tienen lo que han dado (…) Admiro a las personas fundamentalmente por su capacidad para dar, y por su economía en el pedir”

Capacidad para dar, tengo. Me gustaría poder pedir menos, poder vivir menos de prestado. Y si esta sociedad me dejara tener lo que he dado, me dejaría tener un buen trabajo, que me permitiera seguir dando lo mejor de mí misma, sin tener que vivir pidiendo prestado.

  

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