lunes, 9 de diciembre de 2013

Dejad que los zancudos se acerquen a mi

Escrito por elmundoylakarmela 09-10-2012 en GeneralComentarios (1)
Dejad que los zancudos se acerquen a mi

5.30 de la mañana. Mierda!! Puse mal el despertador. Hay que darse prisa el tren debe estar a punto de llegar. 5.35. Suena la sirena, ya está llegando. No me ducho, no da tiempo. Corriendo a abrir la oficina para el registro. Cada uno a su lugar. El tren llega. Aún es de noche y pienso que así es mucho más dificil que los migrantes vean el albergue. Llegan unos once, muchos de ellos nicaragüenses; caso extraño. Edwin, uno de ellos, que tiene un aire al residente de Calle 13, me dice que ha cruzado ya 30 veces. Se ve que conoce por donde se mueve. Más tarde me lo encontraré en la consulta de Médicos Sin Fronteras. Él y sus 5 amigos se ponen una inyección de vitamina para aguantar el viaje. Hablo con Celeste de la posibilidad de que sea Coyote. Pronto la descartamos porque parece que más del grupo residen en Estados Unidos y también conocen el camino.

Registramos, me tomo un café, voy a ducharme y regreso a la oficina. Hoy viene Lupita en la tarde y por la mañana, a las 9 aparece la madre Teo. Me dice que puedo tomarme el día más relajado y aprovecho para ir al médico a que me vea mis múltiples picaduras en las piernas de zancudos y para dar una vuelta al mercado y a la farmacia buscando un mejor repelente. Celeste me acompaña y vamos también al super para comprar algo de comida. La comida en el albergue no está mal, pero es muy repetitiva. Hoy había de desayunar lentejas. No hay leche, ni yogures, por eso algunos voluntarios compran algunas cosas propias. Yo compré yogur, pan y queso filadelfia. La verdad, no tengo mucha hambre, aunque aproveché para tomar un jugo y una torta en el pueblo y mientras estábamos en el restauran, apareció Gonja, una austriaca que está haciendo un reportaje sobre la migración y que se quedará unos días con nosotros en el albergue. Entre unas cosas y otras, es la 1 y hay que regresar. Ayudo a los voluntarios de Querétaro a ordenar la ropa donada, para que los migrantes puedan mudarse. No nos valen ni zapatos de tacón, ni faldas. ¿Quíén se pondría esto para trepar en un tren de mercancías? Se hace divertido porque algunos migrantes están alla, haciendo pase de modelos. Es la hora de comer: lentejas.

La tarde se me pasa entre mandar mails, visitar la granja, y platicar con un salvadoreño de ojos azules de la crisis, el sistema, la espiritualidad y las religiones. No tiene estudios, pero se ve inteligente y culto. A él le deportaron dejando 4 hijos en las Vegas, de 3 mujeres distintas, y 18 años de vida allá. Me cuenta que una vez le deportaron por una discusión con su suegro, acusado de violencia doméstica, regresó y al tiempo le metieron en la cárcel 3 años en Estados Unidos por ese mismo delito. Él regresa porque sus niños están allá y reflexiona sobre la cantidad de niños y niñas latinas que están creciendo sin sus padres en Estados Unidos, porque a los adultos los deportaron. Crecen en orfanatos y muy probablemente sean los delincuentes del mañana. Los gringos, al separarlos de sus padres, promueven esto.

Me ducho de nuevo, me pican mucho las picaduras. Espero que el repelente y la crema que Médicos Sin Fronteras me dio sirva para algo. Voy a a la cocina y mantengo una plática con Mailte,el alemán, y con los cocineros, que hablan una legua indígena, el mija (o algo así) sobre cual de los dos idiomas es más difícil. Es divertido porque mantienen una competición de palabras impronunciables para mí. Rebuscan en su idioma a ver cual es más complicada. Ganó el Mija.
La cena estaba especialmente rica: carne de res con arroz. Después de la cena, juego un ratito al Jungle Speed y a las damas con voluntarios y migrantes. Marvin, alias Harry Potter por la cicatriz que tiene en la frente, un migrante de 20 añitos que lleva con nosotros ya más de tres días y nos ayuda como voluntario, juega también y se la pasa divertido. A él, su mamá le llama todos los días desde Estados Unidos. Apenas la conoce, se fue para allá cuando él solo tenía 8 años. Ahora se reencontrarán.

Llueve. Son las 22.00 y creo que ya es hora de irse a acostar. Me despido de Edwin hasta mañana, que me ganó la última partida de damas. No estoy segura de volverle a ver porque el tren que va hacia el norte cuando me estoy acostando suena a lo lejos. Al haber llovido, el viaje se hace más peligroso. Son más fáciles las caídas. Además se rumorea que está habiendo secuestros de los Zeta en Medias Aguas. Espero que todos vayan bien.

Ah! Caro y Chata me dieron una alegría. Se quedaron dormidas y no se fueron. Las llevo viendo todo el día hablar con unos y con otros. También platicaron con la psicóloga de MSF y están esperando una llamada. Me preocupan. Son jóvenes e inconscientes, y muchos con los que andan son muy vivos. Espero que la psicóloga les haya hablado de cómo cuidarse...


Voy a dormir deseando que mañana amanezca con mis piernas en mejor estado. Buenas noches.

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