El dolor de la patria chica
El dolor de la patria chica
Nacer en el lado privilegiado del mundo también ha hecho que podamos
vivir con mucho menos dolor. No hablo del dolor físico, que por
supuesto sufren más aquéllos que no tienen medicamentos, ni
médicos, ni hospitales que les atiendan. Sino del dolor del corazón,
del sentimiento.
Llevo ya casi cuatro meses sin darle un beso a mis padres, sin jugar
con mi sobrina, sin reírme con mis amigos... sin abrazar a los que
quiero. Y hoy los echo de menos. Pero dentro de una semana, podré
tener un trocito de mi gente. Vienen mis padres a verme y me harán
muy feliz.
Esto es posible gracias a muchas cosas:
- Como mis papás tuvieron la oportunidad de trabajar, tuvieron la
oportunidad de conseguir dinero para pagarse el viaje.
- Como ellos y yo somos españoles, además europeos, nadie nos pone
ninguna traba para salir del país, ni para entrar en cualquier otro
lugar del mundo... ni para gastarnos el dinero cuando y donde nos de
la gana.
- Además, yo me separé de mi gente porque quería, no porque nadie
me obligara. E igual que me fui, puedo regresar, sin que nadie se
sienta ofendido, ni me retenga, ni me aprisione.
- Me vine volando, legal y sin jugarme la vida más de lo que
debo, al igual que lo harán mis papás.
Mi tristeza de hoy es pasajera y remediable, porque soy libre de
elegir estar o no cerca de quienes quiero...
Cambien mi historia por la de un marroquí, o un cubano, o incluso un
mexicano que cruza a los Estados Unidos.
- Seguro trabajó y duro, ahorrando por un sueño que puede ser una
mentira.
- Quizá jamás vuelva a ver a su familia, a sus amigos... porque
no consiga suficiente dinero para regresar, o su país no
le deje ya nunca más entrar.
- No viaja con dinero para disfrutar. Tendrá que trabajar duro
para sobrevivir.
- Es posible que eligiera marcharse libremente, lo que dudo es que
sus motivos y los míos fueran los mismos. Y seguro que él pensaba
con el estómago más vacío.
- En su viaje no tendrá comida empaquetada en plástico, que le
traiga una sonriente azafata. Tendrá suerte sino muere en el
trayecto.
Y el dolor de separarte de los que quieres. Ese dolor, que
cuando viene te hace pensar porqué te fuiste... Hay que ser muy
valiente para emprender ese viaje sin retorno que miles de personas
en el mundo realizan. Y todos y cada uno de ellos
tendrá que aprender a vivir con dolor, porque es un dolor
permanente e irremediable.
Hasta en eso... ¡hasta en eso, salen perdiendo, güey!
Hay motivos para luchar por un mundo en el que sean más importantes
las personas que las fronteras; más libre la gente, que el dinero;
más fuerte la justicia, que las leyes.
Justo es que después de 4 meses, mi pequeño dolor se alivie
con el abrazo de mis padres. Quiero esa justicia para todos ellos.
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