La gente que miente
La gente que miente
De qué sirve mostrar tu alma, limpia y sin tapujos, si luego hay
personas que hacen que te sientas sucia, porque sólo con sus hechos
o con sus pensamientos, la mancillan, la contaminan.
Toda mi vida abogando por la sinceridad, para darme de bruces con la
mentira. No hay peor cosa que la sensación de sentirse engañada. Y
engañada por omisión creo que es aún peor. Te sientes sucia,
asqueada, no comprendes porqué a tí: a tí, que fuiste tan tonta
siempre de ir con la verdad por delante, aunque esa verdad te
perjudicara. A tí, que aunque sabías que te iba a doler, pensabas
que era mejor una cruda y dura sinceridad, que una mentirijilla
prologada.
Es una puta mierda. Junto elegir mal con que me mientan y es una
mezcla explosiva. No pienso que haya gente mala, pero últimamente sí
pienso que elijo a las personas equivocas. Personas que por miedo,
por cobardía, por no mostrarse al mundo tal y como son, me hacen
daño, mucho daño. Y no es por ellas por lo que estoy mal. Personas
y gente hay muchas; puedo buscarme otras. Es por la acumulación: una
decepción, otra decepción y otra… engaño tras engaño. Se
acumulan y hacen que quiera dejar de ser yo. Ya no quiero ser
sincera, porque me hacen sentir tonta. Ya no quiero mostrarme tal y
como soy, porque hay personas que usan eso para hacerme mal.
¿Tan difícil es aceptar lo que eres? ¿Tan difícil es decir lo que
piensas? Debe de serlo, porque últimamente me cruzo con personas que
ocultan datos importantes de su vida. Al menos, datos que a mí me
afectan, y por lo tanto los siento relevantes. Y estoy convencida que
esas personas saben que esos datos son relevantes para mí.
Y lo peor de todo es que como soy así de tonta, los compadezco. Que
soy tonta, ellos ya lo comprobaron, porque me creo todo lo que dicen
y todo lo que omiten, por eso de pensar que las personas son sinceras
y que no tienen la necesidad de mentirme. Mentirme a mí, que por lo
general no juzgo, acepto a la persona tal y como es, y me quedo con
lo que me gusta sin poner atención en lo que no me gusta. O digo lo
que no me gusta, para que quede claro.
Y los compadezco, si… por no saber vivir libres del qué dirán…
por no poder sentir y transmitir todo lo que sienten. Porque están
vetados, desde su pensamiento, a vivir sinceros, consigo mismo y con
los demás… Y eso es muy triste.
Pero que los compadezca no quiere decir que no me duelan. Y me duelen
hasta el punto de sentirme mal por lo que soy, por como soy. Yo actúo
como siento, y mis actos tienen una responsabilidad, que acepto
cuando me corresponde, porque soy consciente que no todo lo que hago
está bien. Pero esa responsabilidad no debería de corresponderme
cuando no manejo toda la información… y aún así la siento, aún
así me duele…
Ójala la gente, toda, fuera sincera. Se evitaría dolor innecesario.
Tendríamos dolor, claro, pero el justo, el que nos merecemos por
nuestros actos y nuestros pensamientos. Porque todos somos
diferentes, y no nos duelen las mismas cosas. Y siendo sinceros, a
veces, causamos mal a otros. Pero no siéndolo, seguro causamos mal a
otros y nos dañamos.
Por mi parte, por favor, aunque me duela, díganme verdades enteras,
nada de partes. Si me mienten, manchan mi alma, hacen que yo ya no
quiera más ser como soy. Y hasta ahora, me gusta como soy. No lo
destruyan.
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