lunes, 9 de diciembre de 2013

Escrito por elmundoylakarmela 22-06-2010 en GeneralComentarios (2)
Pompas de Jabón
 
No quiero dejar de ser niña. El mundo de los adultos me entristece... Sueño que salto en múltiples camas elásticas y eso me hace feliz. La realidad que existe alrededor dentro de mi sueño, es de adultos, no es bella, se parece un poco a la realidad que estoy viviendo. Pero sueño feliz por el simple hecho de darle importancia a saltar... y saltar...conseguir dar piruetas... y saltar más alto que mi hermano...
 
De pronto, mi sueño se perturba porque me caí. Me lastimé un poco la rodilla. Nada que no se me pueda olvidar mañana.  El dolor de este mundo de piernas largas nunca lo olvido mañana. Me come, me hastía, me va apagando poco a poco, hasta estallar algún día en un llanto sincero, pero sin un porqué claro, con muchos porqués indefinidos. Y me esfuerzo. Me esfuerzo de veras por amanecer cada día con una sonrisa, con una mirada alegre al sol, con ganas de hacer de mi vida adulta un juego de niños.
 
La realidad se empeña en no darte la razón. Cada hora del dia que va venciendo te va quitando momentos de niñez, hasta llegar a la cama, exhausta, sin ganas de nada, solo de llorar, de morir... solo de soñar. Igual que de niña llegaba cansada fisicamente a la cama de tanto jugar durante el día, hoy llego cansada mentalmente a mi cama de tanto esforzarme porque la realidad no apague mi luz.
 
Afortunadamente, casi todas las noches duermo y sueño como cuando era niña. 
Esa verdad onírica me hace seguir en pie, relativizar mis 25 años ya casi extintos. Prefiero pensar que tengo 10. Y vivir haciendo pompas de jabón; reírme jugando al escondite o disfrutando de una bolsa de chuches...
 
Sí... ya se... hay muchas injusticias alrededor como para perderlas de vista. Si... ya se... me siento en la obligación de trabajar por cambiar eso que tanto me disgusta.  
 
Pero el mundo real es demasiado cruel como para tomarselo en serio. En serio como un adulto.  Mejor juego, bailo y me divierto como una niña en mi mente, y en mis ratos libres de esa realidad fantástica, trabajo por hacer una tierra más parecída a mi mundo de niños.
 
Donde todo el mal se olvida al día siguiente... donde reir es sinónimo de ser feliz... donde lo simple se aprecia... donde lo fugaz se recuerda eterno... donde el tiempo, mi tiempo, pasa lento y placentero.
 
Karmela,
La vida (de niña) es maravillosa
 

  

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