lunes, 9 de diciembre de 2013

La llegada del tren

Escrito por elmundoylakarmela 08-10-2012 en GeneralComentarios (1)
 
La llegada del tren

6.00 a.m. El yet lag y los nervios hacen que me despierte. Me ha picado algún mosquito, pero no demasiados. La pulsera que me compré creo que no funciona. Comparto habitación con Fátima y Celeste, una californiana que realiza un proyecto sobre mujeres migrantes. Ciertamente la Palapa, que es el cuarto de voluntarios, necesita un arreglo. Todo está sin pintura, y el techo tiene grandes boquetes. Las puertas de cada habitación son telas, y el baño y la ducha se merecen un alicatado. Pero aún así resulta acogedor. Me ducho, por supuesto, con agua fría, y me dispongo a ver si desayunamos. Sin embargo, no es así. Fátima me enseña las instalaciones: una granja, un huerto, el comedor, la cocina de leña, el horno, el cuarto de mujeres...el de hombres lo vemos de lejos porque hay migrantes allá aún durmiendo; y llegamos a la oficina y ahí están esperando migrantes para que registremos la entrada. Ya de día observo el albergue. Da la sensación de que todo está por acabar. Están arreglando las callejitas que unen todas las dependencias, y parece que vivimos dentro de una obra. A las 9 vamos a desayunar: Tortitas y patatas con huevo; de beber, café muy dulce. Está riquito. Fátima llama al albergue de Arriaga y nos informan de que el tren salió a la 1 de la madrugada, con lo que llegará aquí a la una del medio día. Sale de la oficina y grita a la cocina: ¡hoy viene el tren! No sabemos cuantos migrantes trae, pero hay que prepararles comida, y algunas cosas de primera necesidad. El quit básico es: un trozo de papel higiénico, una pequeña bolsa de jabón para la ropa, un trozo de pastilla de jabón, pasta de dientes y cepillo. A veces, hay calcetines y alguna ropa para dar, incluso mochilas de tela (yo tengo alguna de propaganda, que apenas uso; aquí son muy deseadas). Me paso la mañana platicando con Fátima sobre los pormenores del proyecto. Nos interrumpen a cada rato, porque ella sabe donde está todo, y la necesitan mucho. Las cosas son distintas hablando cara a cara que por skype. Acá me entero mucho mejor de cómo funciona todo. Necesitan formación de voluntarios, estructura. Tienen áreas y encargados de cada una, aunque no tienen definidas plenamente sus funciones pero como positivo, todos se ayudan.

La 1.15 p.m: un pitido nos avisa que llega el tren. Rápido, todos en formación. Gente que va con una mesa a recibirlos y otros que nos quedamos programando el registro y la bienvenida para que sea lo más rápida posible y los migrantes puedan ir pronto a comer. Vienen unos 70, entre ellos dos chavitas de 19 años de El Salvador, Caro y Chata, que vienen acompañadas por el tío de Caro que dejó un hijo de 3 en su país con su abuelita. Ellas van hacia DF, donde está la mamá de Caro. Les recibimos a todos con dulces, y Teo una monja española que colabora aquí, les explica que acá no queremos armas, que acá todos compartimos y que pueden comer y descansar lo que deseen. También pueden llamar gratis a los Estados Unidos, y enviar mensajes a Honduras, Guatemala y El Salvador. Otro de los servicios que se les da es poder recibir dinero por varias agencias. Luz está encargada de esto. Los giros se los deben de mandar a ella porque ellos, al no tener documentos, no pueden recogerlos.

Ya nos vamos a comer: papas con verduras y pollo. La comida la dona la beneficencia y alguna empresa que ya no puede vender ese género. El trabajo es duro en la cocina. El fuego es de leña, y en este caso, ni sabíamos aproximadamente cuantos iban a estar. Además, hay que ser creativo, porque el género del que se dispone cada semana, según parece, es el mismo, y hay que inventar platos nuevos para que no resulte monónoto. Gloria y su esposo, los cocineros, lo hacen muy bien, y junto con el alemán Maite, prepararon la comida para todos.

En la tarde tenemos reunión todos los voluntarios. Ya llegó el padre, y nos trajo dulces. En la reunión, que comienza con una lectura motivacional sobre como un caracol quiere cambiar el mundo, se hablan de los distintos problemas de cada área, y se les va buscando solución. Da gusto encontrarse con gente que tira para delante como sea, simplemente porque siente el deber de hacerlo. A mitad de la reunión nos interrumpen ruidos provenientes de fuera del albergue. Todos sabemos que son tiros, y el responsable de seguridad, que también se encuentra en la reunión, sale a ver que pasa. Mientras seguimos con la reunión con normalidad, el de seguridad, regresa y dice que son cohetes. Nadie se lo cree y vuelve a suceder. Ahora van todos los de seguridad, y mientras tanto, nosotros seguimos reunidos. Mucho más tarde, nos dicen los de seguridad que efectivamente eran tiros, pero no los pueden detener porque los están haciendo desde su casa y no tienen orden de registro:¡Flipante! En fin, nosotros a lo nuestro, que es lo que nos ocupa.

Acabada la reunión, cenamos y platico más amistosamente con algunos de los migrantes, especialmente con las dos chavas. No me imagino lo valientes e inconscientes que son al arriesgar su vida para muy bien no sabemos qué.


Pronto me voy a dormir porque estoy aún con el horario cambiado, y hoy fue un día más que tenso. Mañana además, promete duro, porque los cocineros descansan y tenemos que suplir su falta como podamos. Buenas noches

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