¿Qué estoy haciendo yo para la próxima generación?
¿Qué estoy haciendo yo para la próxima generación?
Hace tiempo que no escribía y es que tenía tantas ideas en mi
cabeza sobre las que escribir, que no sabía por donde empezar.
Y hoy por fin, me ha llegado un e-mail que ha sido el detonante. La
lucha generacional siempre ha sido muy recurrente: una generación no
comprende a la anterior porque le parece retrógrada y tampoco
comprende a la posterior porque le parece descabezada, loca y sin
sentido. Pero atacar a tu propia generación...
Hoy me enfada soberanamente que alguien de mi edad critique a “la
juventud de hoy en día”, esa que se está echando a la calle,
porque ya no puede más.
Esa que ya no se cree la mentira tan grande que a nuestros
antecesores les vendían los medios de comunicación y el poder,
porque gracias al avance tecnológico, podemos escuchar y ver
múltiples versiones de un mismo hecho, aunque sea muy lejano, y casi
al instante.
Esta generación viaja, y muy lejos, (sí, tenemos suerte) y sabe que
la verdad suprema de tu casa, no es la que existe en todo el mundo, y
no es, ni de lejos, la mejor verdad de todas.
Esta generación, no ha tenido que ganarse el pan con el sudor de su
frente, pero le vendieron la moto con eso de “estudia, y
se alguien de provecho”, y casi todos los que seguimos
ese consejo, estamos mucho peor que los que se lo saltaron a la
torera y decidieron ponerse a currar como peones en cuanto pudieron.
Al menos ellos, luchan por su hipoteca, su coche o su trabajo. Para
los demás, nada es nuestro todavía, más que un título
de universitaria y la casi certeza de que ese título te va
a servir para poco. Eso si, también tenemos un enfado que apaciguar,
por haber invertido tiempo y el dinero de nuestros padres en ese
título, y con suerte, una beca con apellidos de “malpagada,
explotada y por supuesto, sin opción a contrato” que
soportar.
Y es que quien sea de mi generación y por lo menos no se indigne un
poco con lo que estamos viviendo, que por favor, me diga como lo
hace.
Me enfada leer el periódico, porque no hay un mínimo de rigor en la
noticia. De las últimas tres noticias que he leído en prensan
escrita, dos mentían descaradamente (lo se, porque viví las
noticias) y de la otra no tenía suficiente información para
asegurarme su veracidad.
Me enfada ver la televisión, porque es la caja tonta que más frena
el despertar de las personas, que más hace acomodarse y no moverse
por cambiar aquello que no nos gusta; me enfada porque adormece y
manipula a su antojo miles de mentes.
Y me enfada de una manera especial, hablar, recibir mails o chatear
con personas de mi generación, y que ellas mismas aboguen a valores
y soluciones totalitarias y retrógradas para este GRAN PROBLEMA que
estamos viviendo: “...los inmigrantes, a su país...”,
“...a estos perroflautas les sacaba yo el ejército y ya verás que
calladitos estaban...”, “... los cuatro hippies esos que no han
dao un palo al agua en su vida...” , y la que más me
enfada de todas “... si total, por mucho que hagamos,
siempre van a ganar los mismos”. Esta, por desgracia, es la
que más me creo a veces.
Pero otras muchas veces, no me lo permito. Y es que no me da la gana
pensar que las cosas son así, que el sistema es así, y que no se
puede hacer nada para que esta mierda de entramado social-económico
que hemos heredado, en el que los ricos son cada vez más ricos y en
el que las cosas se solucionan a base de armas y mentiras, no se
pueda cambiar. Si se puede... SÍ SE TIENE QUE PODER.
No tengo la solución, pero se que esta no pasa por esas soluciones
simplistas y pasadas de moda que se escuchan en la calle y que con
problemas similares ya se usaron a lo largo de la historia. Y esas
soluciones simplemente no pueden funcionar porque tenemos (y somos)
un problema nuevo.
Que no nos manipulen los medios o el poder, porque ya no nos lo
creemos.
Que tampoco lo intenten con armas, porque no queremos contestar con
la violencia.
Que no les den más dinero a los que ya tienen dinero para solucionar
el problema, porque la historia nos dice que ellos se guardan más de
lo que reparten.
Que no nos hagan señalar como culpables a personas con nuestros
mismos problemas pero de distinto lugar de nacimiento, porque esta
vez la solución tiene que ser de todxs y para todxs, porque vivimos
en un mundo globalizado.
Es posible que estemos perdidos... pero no es de extrañar...
Viajando, descubres que no puedes culpar a alguien porque dejara toda
su vida buscando un futuro mejor. Estudiando, comprendes que hay
realidades tan complejas, que pensar que solo hay una solución para
cada problema es casi desternillante. Conversando, eres consciente de
la diferencia entre la verdad y la realidad, y la dificultad para
distinguirlas...
Lo que yo aporto para la próxima generación es este empeño mío en
poner en duda todo o casi todo, y cuando la balanza de la duda se
inclina más hacia la certeza de tener que cambiar eso que no me
gusta, trabajar duro para que se cambie.
Las piedras con las que se está chocando ésta, mi generación, son
bien grandes y bien duras. Esta generación tiene que hablar de
salvar su futuro, no del futuro de sus hijos, como otras anteriores
hicieron. No podemos ver más allá, porque el problema es tan
complejo, que nos va a llevar tiempo incluso definirlo.
Pero que no quepa duda de que, al menos a mi, (y a otros muchos más)
ganas, indignación y enfado no me faltan para seguir luchando
buscando nuevas y mejores soluciones para este mundo que nos ha
tocado.
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