En días no tan soleados
En
días no tan soleados
Sola no se está mal, pero tampoco se está bien...
Abocada a sentir vacío, porque el lleno me aburre o me empalaga.
Arrastrada a no llorar cuando quiero, y a cohibirme de reír, no sea
que con los tiempos que corren, alguien se ofenda.
A vivir con el corazón esparcido por el mundo, a soñar aunque no
quiera, con gente que está lejos.
A pensar que mucho peor podía estar y a contentarme con lo que soy y
con lo que tengo.
A luchar hasta quedar exhausta o enferma, y darme con la pared una y
otra vez, hasta que al fin la traspaso y aparece una más grande que
derribar.
A no entender, y menos compartir, este mundo de prisas y locos, en
donde o te subes al carro o te excluyes del rebaño.
A tener estrés, a echar de menos a amigos, y a no poder ver lo
suficiente, por falta de tiempo o de planificación, a los que tengo
cerca.
Sola no está mal, pero tampoco es lo perfecto.
Me faltan besos y abrazos, risas y por qué no, también lágrimas.
Me falta sentir intenso, porque modero los sentidos, no sea que me
desvíen de la meta o me hagan más daño del que deben.
Me sobran objetivos, y necesito más placeres.
Quiero perder el tiempo sin tener la sensación de que pierdo vida.
Quiero tener ganas de pasármelo bien, y permitirme pasármelo bien.
Quiero hacer cosas por los demás, sin olvidar que también debo
hacerlas para mí misma.
Quiero volver a América, para valorar un poquito más lo que tengo
aquí.
Y para bailar.... sobretodo para bailar.
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