Inútil
Inútil
(o el Camino)
Cuanto más viajo, más loca me parece que estoy. Viajar te hace
cuestionarte tu forma de ser, tu forma de ver el mundo. “El viaje
es el camino (o viceversa)” que me ha escrito mi amiga Arantxa. En
el camino, tu mundo, tus verdades, tus amigos, tu “gente de
confianza”, cambia a cada rato. Y tu aprendes de las otras, y quizá
las otras personas, aprenderán algo de tí.
La sensación que Mangily me produce es una sensación contraria.
Por un lado soy la Vasaha, la diferente, la rica... esa que todos los
niños saludan al pasar y de pasó, te piden un “cadeau”
o“bombón” o “l'argent”, los más atrevidos. Soy la Patrona
BelAvenira, soy una Madamme con ducha (que mal funciona), luz
eléctrica y habitación de cemento e individual. Tengo dinero para
comer en el mejor restaurante de Mangily una vez por semana, y
sobretodo, tengo mucho, mucho más dinero que el 90% de todas las
personas que hay a mi alrededor. Sé leer, se escribir y he viajado
mucho... Tengo el único saxo (que es una cosa extremadamente cara)
de mi pueblo. Soy una excepción.
Por otro lado, soy insignificante. Una inútil que no sabe matar una
cabra, ni hacer una casa perfecta con cuatro palos y medio. No se
llevar 20 litros de agua en la cabeza, mientras porto un bebé a la
espalda. No se cocinar, no se navegar... no se reírme tan
naturalmente de las desgracias, no se que es tener la paciencia para
“attendre á vasaha”. Soy un puntito blanco en el cuadro
multicolor que es el mundo, y no tengo claro si mi presencia hace que
el cuadro sea más bello.
Sentirme útil. Herencia Scout... ¿cómo me voy a sentir útil si
ellos son los reyes de la supervivencia? Mi utilidad consiste en que
con mi presencia aquí, la solidaridad de muchas más personas puede
despertar, y el dinero puede llegar más fácilmente.
La autosuficiencia, esa cosa tan de moda ahora entre nosotros, los
“guays alternativos” de la Europa. Andao! Atuy! (¡Vamos!) a
Mangily! Vive un mes como vive un niño de dos años aquí... si
sales vivo, podrás decir que eres autosuficiente.
Es tan difícil la empatía aquí... Nunca pierden la sonrisa, pocas
veces, la energía... Viven en la luz, en el sol. Pero comen poco o
casi nada, andan descalzos y sucios, y sobretodo, lo más grave, es
que ven al vasaha como algo superior, algo a lo que aspirar, algo que
es mejor....¿qué tendrá el desarrollo (y el dinero), que tanto nos
atrae al humano, que nos deja olvidarnos de lo importante, disfrutar
del camino, disfrutar de la vida?
El viaje es el camino... que dice Arancha. Y conseguir el objetivo es
importante, pero una no se puede olvidar de disfrutar mientras llegas
a él. Creo que por el camino que voy no llegaré a verdades muy
absolutas, pero la libertad que produce estar abierta al aprendizaje
y al cambio constante es tan grata, que se siente un fueguito de
felicidad en cada paso, en cada cambio que asimilas.
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