El silencio
El silencio
Nunca imaginé que iba a echar de menos la tranquilidad. Desde que
estoy en México, parece que mi sentido del oído se ha agudizado, y
me paso la vida sintiendo los autos, a todas horas, en todos los
lados.
Este fin de semana me he ido con dos amigos a un centro de ecoturismo
en Amanalco, Hacienda Nueva se llama. He descubierto el silencio, el
silencio de verdad, el silencio de paz, con los pequeños
sonidos de la naturaleza... una oveja, un pajarillo, el aire que mece
las copas de los árboles... No se pueden imaginar la paz que he
respirado. Y el Aire...El aire limpio y puro. No te das
cuenta hasta que te falta ese aire limpio, de lo importante que
es.
Al margen de eso, el viaje ha sido literalmente increible. No me
puedo creer todo lo que nos ha pasado. No sabíamos llegar; luego nos
llevó una pareja superchida hasta otro lugar, con un lago, que
parecía que estabamos en un cuadro pintados, con pescadores y todo;
luego no teníamos qué comer; esta mañana desayuné truchas recién
pescadas, a la mexicana, que están mortales... y el sitio era de
película...
Mientras tanto, amigos que se fueron a Guanajuato; amigos que se
fueron al Ecofest; otros a Malinalco... y mi plan era el menos
atrayente, pero para mí fue el más necesario. Respiré, paré, miré
a mi alrededor, y percibí un poco más de México. Las personas te
hablan con el alma, y a la vuelta de la esquina hay paraísos
inolvidables. Hermano Alf, ya no me voy a obsesionar con hacer
turismo, porque México es tan grande y tan diverso, que no lograría
recorrerlo ni en dos vidas enteras.
Y mientras tanto, en mi mente, sigue el run run de la basura y la
contaminación. Hay plástico en todos, todos los lados. Allá donde
mires, hay plástico. Da igual lo limpio que te parezca el bonito
paisaje. Te encontrarás una botella de plástico. De verdad, es una
invasión. Tenemos que hacer algo con esto.
Y el run run de la seguridad. Me empiezo a preguntar el porqué de
esa obsesión. Solo conozco buenas personas aquí. En ningún momento
del viaje de este fin de semana he sentido miedo, y si lo que me ha
pasado durante el viaje (no tener qué comer, estar en un pueblo,
Dios sabe exactamente dónde, sin poder llegar al destino, no tener
cobertura del movil durante más de un día...) me hubiera pasado en
España, os aseguro que me hubiera muerto de miedo. Pero es México,
y como dice Fanny, una amiga francesa que lleva viviendo aquí 15
años, todo saldrá bien.
Hoy leí en una botella (of course, de plástico) de agua, la
pregunta: ¿y tú por qué te mueves? He tardado en contestarla, pero
creo que me muevo por aprender, por saber, por conocer... Y cuanto
más conozco, más siento que me queda más por conocer, asi
que...¿no voy a parar nunca? Honestamente, espero que en algún
momento, mi alma deje de buscar y pare, porque sino, no podré
disfrutar del Silencio.
La vida es maravillosa.
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