Indaba 2013
Indaba
2013 (Scouts de Castilla y
León, Extremadura y algún que otro Murciano y Riojano)
Una, cuando regresa a casa después de una grata experiencia, siente
que le ha sabido a poco... que quiere más. Las risas, las
conversaciones y los juegos de este fin de semana me han recordado
que aún hay VIDA en este planeta. Aún hay personas locas que creen
que Construir un Mundo Mejor no solo es posible, sino que está al
alcance de tu mano. Lo único que tienes que hacer es ponerte a
trabajar en ello y disfrutarlo. Eso es lo que hace el mundo scout.
Este fin de semana, 75 ( ¿pero cuántos somos. Luís? 75 ¿verdad,
Isra?) jóvenes de edad y de espíritu, que de manera voluntaria
dedican mucho de su tiempo libre en educar a otros jóvenes y niñxs
en valores humanos universales, se han dado un respiro y han
compartido su trabajo con otros que están en su misma situación. He
tenido el honor de disfrutarlo, y encima, ha sido en mi hogar.
Cuando creo que ya nada se puede hacer, que vivimos atontados con la
tele, el internet, las drogas, el consumo... aparecen los scouts y me
devuelven a la Esencia. A aprender a disfrutar con una conversación,
una melé, una canción cantada con toda pasión... Y pienso: “no
necesito nada más”. En ese momento la felicidad está presente, lo
que pasa normalmente es que no me doy cuenta de lo sencillo que puede
llegar a ser. La alegría, la proactividad, la predisposición, la
ilusión por hacer cosas que no te reportan nada material... son
cosas que un scout te transmite desde el primer momento.
No se si esto es una droga, una secta, una religión o simplemente es
que somos raritos en un mundo que funciona a otro ritmo. Las
sensaciones de cada campamento, y sobretodo en encuentros como este,
me devuelven a la niñez, a sentirme más humana, más igual, más
hermana del mundo. Derribar fronteras, conectar de corazón, sincera
y sin miedos, siendo más yo.
¿Porqué no encontrar ese “eterno campamento”? Una vida en la
que trabajo, diversión y hermandad se dieran de la mano. Un mundo en
el que confío en mi alrededor, como pasa en los campamentos, que se
que mi hermano scout siempre me echará una mano. Todo un mundo donde
el aburrimiento no tiene cabida, porque siempre hay un juego que
montar, algo que aprender y tendré compañeros para compartirlo.
Donde la espiritualidad la encuentras caminando en una ruta, o en el
cielo de una noche estrellada, o con una buena conversación, aunque
sea un hermano scout que no habías visto nunca hasta ese momento. Un
mundo donde se construyen cosas lindas, y siempre cosas pensadas para
compartirlas y disfrutarlas con otros. Un mundo donde se ponga en el
centro la vida en el campo, con la tierra, porque de ella tenemos
mucho que aprender. Un mundo más digno, menos vendido, más real,
más humano, más scout.
Gracias por la visita, por el ¡Prenda, prenda!, por las risas, por
el aguante a mis largas conversaciones (debo aprender a hablar menos
y escuchar más), por los retos sencillos, como las “palabras del
desayuno”, y por los difíciles, que con todos ustedes, hermanos
scouts, se hacen muy sencillos. Por el chiste, el juego y el trabajo,
que aquí se dan siempre de la mano y se hacen fáciles. Por darme la
sed de aprender, y luchar por ser mejor persona cada día. Por hacer
que me refleje en vuestras miradas, por darme fuerza para seguir 1000
años más creyendo que “la verdadera felicidad consiste en hacer
felices a los demás”.
Mi sonrisa, que para mí es mi tesoro más preciado, siempre estará
dispuesta para compartirla con vosotrxs.
Buena Caza y Largas Lunas
Canguro de Salto Constante
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